Se
consiguieron los tres puntos y ya. Cualquier otra
consideración queda al margen. Había que encarar la segunda
rueda en base a un buen resultado y recuperando el
protagonismo en la tabla de posiciones. Y se logró. Ahora el
comando técnico podrá replantear algunos evidentes problemas
emocionales al interior del plantel y potenciar el juego de La
Peña en pos de concretar un buen año 2005.
Cierto es que fue complicado
el partido. Las condiciones del campo de juego no fueron
buenas, con un césped irregular y con unas dimensiones que
invitaban a la media y larga distancia. Al frente, un rival
complicado por la pésima situación institucional por la que
pasa. Pero ya se sabe que esto es un arma de doble filo.
Sucede que ante la adversidad los grupos humanos suelen
revelarse con la entrega y la garra de estandarte. Eso fue lo
que sucedió en Villa El Salvador: el local herido por la
falta de pago y las situaciones adversas; tomando de aliado a
la cancha y al intenso frío de Villa El Salvador, puso en
aprietos desde el comienzo a La Peña Sporting. Los laterales
volantes del local junto al juego de Chacón y a las ganas de
Arguedas denunciaban que las bandas derecha e izquierda de La
Peña no estaban siendo trabajadas de manera correcta.
Felizmente llegó el desborde de J. Alegría para el gol de un
oportunísimo Llauca. Cabezazo preciso y sin resistencia que
le dio a la postre los 3 puntos a los de Lince. Manejar el
partido y priorizar el contragolpe sería la labor prioritaria
de La Peña, que se vio complicado luego de un mal despeje de
cabeza de Llauca (al medio), para una pifeada casi absurda de
Estuart. El ingreso del armador Luque por el volante central
Muñoz agudizó la tendencia de domino del local, pero a
cambio de una evidente fragilidad en sus sistema defensivo.
Mario González es un hombre
talentoso. No sólo complica con sus centros en pelota parada,
o con algún remate al primer palo desde el sector izquierdo
como sucediera el domingo. También está como hecho para la
circunstancia del contragolpe. Su preciso pase largo puede ser
determinante. Pero ayer mostró un plus que no le conocíamos:
el liderazgo. Con el equipo evidentemente mermado en el medio
campo, el buen Mario asumió la responsabilidad de estar en
todos sitios, ajustando al rival, de derecha a izquierda,
incansable. Y fue también el conductor; es decir, se puso el
equipo en los hombros y el físico le alcanzó para redondear
una excelente faena. Recordemos que Mario suele ser cambiado
promediando el segundo tiempo. El domingo fue sencillamente
insustituible.
Felizmente La Peña pudo
sortear algunos remates de larga distancia que lo complicaron
en el segundo tiempo, además de un disparo en el área de
Erick Ruiz correctamente resuelto por Laurie. En el otro arco
Roberto Ruiz remataría apenas desviado ante Tafur tras una
falla defensiva. Cabe anotar como otro punto positivo la buena
performance de Pedro Prado, declarado atacante tras los
cambios efectuados por el profesor Drago. El tema de los
cambios también es una nota positiva, pues el profesor Drago
acertó en todos ellos, dándole aire ofensivo al equipo, sin
lo cual Villa del Mar hubiera estado más cerca del empate.
Terminamos esta nota con una
adhesión solidaria para con el plantel de Villa del Mar, en
la espera sincera de que terminen sus desventuras financieras;
y exigiendo -por qué no- a su dirigencia una actitud
coherente y responsable. Debemos todos darle categoría a este
torneo de Segunda División Profesional; y en ese concepto lo
que hoy le sucede a Villa del Mar debe preocuparle a todos los
afiliados a la Asociación de la Segunda División. Ah, nos
olvidábamos apuntar que el domingo -aleluya- no hubo
expulsados.
Mark Gogny - Fotos J. Pinedo |